Con alas nuevamente

Las últimas semanas andaba bastante desmotivada, inquieta, y en la incertidumbre total, pues después que me había ido con combos y petacas al sur, a trabajar en lo que más me gusta, se llamaba a concurso para mi cargo en la zona. Como mi mención es ser especilista en trastornos de visión, quedaba automáticamente fuera, y mi desempeño no serviría de nada, ante otros que si contaban con la mención, y los años de experiencia.


Deprimida total, porque todo aseveraba que tendría que volverme a santiago con el rabo entre las piernas (así tal cual como dice el chavo del 8 en su poesía del perro arrepentido). Se llamó a concurso a 14 escuelas de la zona, entre ellas la mía. Esta semana se reunió la comisión de mi escuela para ver quienes habían postulado, afortunadamente sólo fui yo. Así que continúo con trabajo hasta febrero y me aseguran el próximo año también, a contrata obviamente. Que alivio para mi colón y para mi torticolis que no me daban paz los últimos días.


Mi escuelita es rural, como bien conté antes, no tiene comodidades y cuesta llegar allá, bien saben que el turco me cobra un ojo de la cara por llevarme y traerme todos los días. Pero a mi me encanta mi trabajo, disfruto enseñando a los niños, y sobretodo sabiendo que los chicos están presentando avances. Así que aparte de estar enseñando me sigo perfeccionando, este año con un post título a distancia en Psicopedagogía y Lenguaje, y más adelante quiero hacer uno en deficiencia mental, pero presencial, así que si alguien sabe donde lo impartan le agradecería el dato. (Presencial, porque son tan burócratas en las zona, que los a distancia no les sirven)



Y como ya cuento con la posibilidad de continuar trabajando planeo comprarme un yeep, aunque sea de segunda mano, para poder trasladarme a mi trabajo y dejar de financiar tanta sinverguenzura.